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OPINION

“Quem quaeritis? ¿A quién buscáis?” (Primera parte) – Teresita Ávila

  • Escrito por Teresita Ávila
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Quem quaeritis? ¿A quién buscáis?” (Primera parte) – por Teresita Ávila

Los opresores

Como habrá observado el lector atento, se ha destapado la caja de los truenos en medios muy diversos y por parte de personajes de variado pelaje: políticos, periodistas, empresarios y algún pretendido genio del mundo de la cultura. Todos ellos, en una rara comunidad de opinión, han sacado la lengua a paseo para decir lo mismo: acusar a los que todavía no han pasado por el aro vacunil de las desgracias que, sin duda, sobrevendrán. Y hacerlo, además, llamando “asesinos” a los que -milagrosamente sanos, indemnes a las retóricas del miedo, valientes que se han mantenido en sus rutinas- desean convertir en chivos expiatorios y desviar la atención de sus muy numerosas culpas. Jamás he visto un señalamiento tal ni en los peores tiempos del terrorismo etarra. Nunca ante los corruptos ni los criminales -a los que desde el Ministerio de Interior se invita a contener la reacción, a “evitar juzgar en caliente”.

Este escrito tiene la intención de revertir la acusación con sus propios argumentos y datos, meter el dedo en la llaga y, con suerte, sirva para que los desmemoriados realicen un ejercicio de lógica y, por sí mismos, obtengan la conclusión y respuesta más certera:

En primer lugar, el 10 de febrero de 2020 el Ministerio de Sanidad remitió a las CCAA un documento: INFORME TÉCNICO Nuevo coronavirus 2019-nCoV que desapareció de la web, pero que pudo descargarse y ser leído por miles de personas*. En él se recogían datos provenientes de China que, presumiblemente, servirían para tratar de forma adecuada a los afectados por el supuesto nuevo coronavirus. Con esto, queda patente que se escamotearon adrede y que, en cualquier caso, hubo negligencia (si todo lo expuesto en el documento es cierto).

Entonces, considerando que la pandemia haya sido tal (la OMS modificó el criterio que la define en 2009) ¿por qué se mintió sobre la situación, con la información disponible en aquel momento, y se permitió la celebración del 8M? ¿Alguien recuerda las palabras off the record de la ministra Irene Montero? ¿Y el famoso vídeo de la cabecera de la manifestación “no se besa”?…

Y ahora, con la pandemia ya campando a sus anchas en la llamada primera ola, el Gobierno acometía, tardíamente, la gestión de las compras del material de protección necesario para dotar a los sanitarios y abastecer los hospitales. Según reza el artículo de La Razón del 29-03-2021, Sale de Sanidad el alto cargo con más compras irregulares. Se refiere a Jiménez Palacios, que “firmó desde el Ingesa decenas de contratos para la adquisición de equipos y material contra la Covid-19 a precios desorbitados con empresas desconocidas en el sector”. El artículo incluía los pantallazos de algunos contratos, publicados en el BOE, en donde se advertía la ausencia de domicilio social del adjudicatario. “Una de las operaciones más polémicas firmadas por el Ingesa con Alfonso Jiménez Palacios al frente fue la compra de hisopos para realizar pruebas PCR, mascarillas y dispositivos de ventilación mecánica, entre otros productos o equipos, a doce empresas de dirección desconocida por un importe global de 313 millones de euros” (fin de la cita).

Utilizando mis propias palabras del hilo que escribí en Twitter, dedicado al expolio de las cuentas públicas que se lleva cometiendo de forma constante, “sin médicos gravemente enfermos o fallecidos, el relato no hubiera sido igual”. Las diligencias abiertas contra Salvador Illa por posible delito contra la salud de los sanitarios se recogían en Onda Cero el 09-09-2021: “El juzgado número 14 de Madrid responde de esta forma a la denuncia presentada contra el exministro de Sanidad por la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos”.

Una vez admitida en el tablero la retórica de la pandemia –casos, incidencia acumulada, PCR, asintomáticos– y convenientemente teatralizada -uniformados mediante- la gravedad de la situación, comenzaron a verse fallos enormes de coherencia que siempre se deslizaban hacia el mismo lado, en una inexorable aplicación de la famosa ley del embudo: yo hago lo que quiero, que soy alguien, mientras el buen ciudadano obedece. Las mentes más débiles -en un delirante afán de contener la pandemia señalando desde el balcón- fueron esenciales para el éxito. Nada le importa más al honrado individuo que el verse expuesto por el vecino. Al fin y al cabo, poco o nada nos relacionamos con los políticos de turno.

En los meses siguientes, se vivió la obsesión de las RT-PCR, la prueba que desde Alemania se convirtió en el “estándar oro”, según se publicitó. Victor M. Corman, Christian Drosten et alii habían dado con un método eficaz para cribar a la población contagiada que enseguida obtuvo la bendición de Eurosurveillance, la revista europea cuya misión es la publicación de artículos, revisados por pares, dedicados “a la epidemiología, la vigilancia, la prevención y el control de las enfermedades transmisibles, que se centra en los temas de relevancia para Europa”.

Al poco tiempo, Pieter Borger -una autoridad en materia de biología molecular, cristiano, que ha trabajado para varias universidades de renombre en Europa y Australia- junto con otros destacados investigadores (Bobby Rajesh Malhotra, Michael Yeadon, Clare Craig, Kevin McKernan, Klaus Steger, Paul McSheehy, Lidiya Angelova, Fabio Franchi, Thomas Binder, Henrik Ullrich, Makoto Ohashi, Stefano Scoglio, Marjolein Doesburg-van Kleffens, Dorothea Gilbert, Rainer Klement, Ruth Schruefer, Berber W. Pieksma, Jan Bonte, Bruno H. Dalle Carbonare, Kevin P. Corbett , Ulrike Kämmerer) solicitó la revisión a Eurosurveillance del artículo de Corman-Drosten, el 27 de noviembre de 2020, al observar un número importante de errores entre los que destacaré dos: en primer lugar, la probabilidad de que el artículo no fuera revisado por pares, lo que suponía una acción insólita. Y también posibles casos de conflicto de intereses en cuatro autores, al menos, como citan en su informe, puesto que Christian Drosten y Chantal Reusken son miembros del consejo editorial de Eurosurveillance. 

Para terminar de comprender hasta qué punto se ha sustentado la pandemia en las RT-PCR basta con echarle un vistazo al comunicado de prensa difundido por la OMS en el mes de enero de 2021: AVISO DE LA OMS PARA LOS USUARIOS DE PRODUCTOS DE DIAGNÓSTICO IN VITRO. Esta nota sustituía otra previa de diciembre y aclaraba lo siguiente: Es preciso actuar con precaución a la hora de interpretar un resultado positivo débil en un ensayo (1). El ciclo umbral establecido para detectar el virus es inversamente proporcional a la carga vírica del paciente. Cuando los resultados de la prueba no se correspondan con las manifestaciones clínicas se debe tomar una nueva muestra, que se someterá a la misma o a otra prueba de amplificación de ácidos nucleicos”. Traducido al román paladino, el estándar oro de Corman y Drosten se quedaba en agua de borrajas sin una evaluación clínica. La positividad, per se, ni era índice de enfermedad ni mucho menos de contagiosidad. Y añado esto: Todos los que fueron obligados a confinarse obligatoriamente en sus casas, familiares en contacto estrecho con positivos, tuvieron pérdidas materiales, padecieron y soportaron un indudable sufrimiento psicológico.

Con estos mimbres, el avance de un discurso único -que ha tenido en las subvenciones a los medios un poderoso narcótico para evitar cualquier conato de reacción- al servicio de los poderes no es algo que pase inadvertido.

Teresita Ávila

*Se adjunta el Informe Técnico a la redacción de #EuskalNews. Para descargarlo, utilizad el siguiente enlace:

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Teresa
Teresa
2 años

Imprescindible leer la revisión de Pieter Borger y otros investigadores que debería haber desmoronado este castillo de naipes:
https://cormandrostenreview.com/report/

El ogro cabreado

Son tantas las evidencias que duele ver como tantisimos prefieren las comodas mentiras.
Queda claro, cada vez mas , que estas prisas por vacunar a todo dios son un intento de tapar pruebas acabando con el unico grupo de control que queda.

John Henry Kurtz
John Henry Kurtz
2 años

Gracias por aportar tantas referencias y datos sobre el timovirus. Lamentablemente, la historia se repite: el calorcito, la comodidad de ser aceptado socialmente, la de no desentonar… es una trampa mortal. En el siglo XXI pocos se atreven a mirar por el telescopio de Galileo Galilei.

Teresa
Teresa
2 años
Respuesta a  John Henry Kurtz

Gracias, John Henry, estupendo comentario. Al mundo que pretenden les estorban los Galileo, los Tomás Moro, los Miguel Servet.
Un mundo plano, un mundo infeliz.

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