¿Rebelión social en China? – Germán Gorraiz
- La opinión de Germán Gorraiz, analista político
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¿Rebelión social en China?
El sistema dominante chino utilizaría la dictadura invisible del consumismo compulsivo de bienes materiales para anular los ideales del individuo primigenio y transformarlo en un ser acrítico, miedoso y conformista que pasará a engrosar ineludiblemente las filas de una sociedad homogénea, uniforme y fácilmente manipulable mediante las técnicas de manipulación de masas por el Politburó chino. Dichas técnicas habrían modelado el encefalograma plano de la sociedad china actual, conciencia acrítica favorecida por la asfixiante censura ejercida por el Gobierno en Internet que aunado con el finiquito del código deontológico periodístico habrían convertido a la mass media china en mera correa de transmisión de los postulados del Partido Comunista chino.
El pensamiento del Gran Líder, Xi Jinping, sería rígido e incorregible lo que le impele a no tener en cuenta las razones contrarias y tan sólo recogería datos o signos que le confirmen el prejuicio para convertirlo en convicción, lo que se plasmaría en la imposición de una censura total en las informaciones sobre el coronavirus en Internet y aunado con la implementación del cortafuegos (firewalls) en Internet y el descomunal despliegue de cámaras de vigilancia con inteligencia artificial para el reconocimiento facial de personas incluso con mascarillas (200 millones de cámaras) así como el uso de drones-policía, habrían convertido ya a China en el Big Brother que controla en tiempo real a todos los ciudadanos chinos.
¿Se está gestando un Mayo del 68 en China?
La autocracia sería una forma de Gobierno ejercida por una sola persona con un poder absoluto e ilimitado. lo que confirma el aforismo de Lord Acton “El Poder tiende a corromper y el Poder absoluto, corrompe absolutamente”. La autocracia sería pues una especie de dictadura invisible sustentada en sólidas estrategias de cohesión (manipulación de masas y culto al líder) basadas en el control absoluto de los medios de comunicación y la censura y desprestigio social de los individuos refractarios al mensaje del líder supremo.
A finales del 2022, Xi Jinping aspira a ser nominado de nuevo como secretario general en el XX Congreso Quinquenal del Partido Comunista de China (PCC) para perpetuarse en el Poder otros cinco años en su tercer mandato consecutivo, lo que de facto simbolizaría la implementación de la dinastía Jinping en la historia china. Sin embargo, su nominación estaría amenazada por la irrupción de la variante ómicron que siguiendo la doctrina vigente del COVID cero procederá al confinamiento masivo de grandes ciudades como Shanghai que originará una contracción del PIB para el 2022 hasta quedar según el Banco Mundial en el 5´2 %, la más baja de la última década.
Asimismo, no es descartable la explosión de la burbuja inmobiliaria simbolizada en el posible crash financiero del gigante inmobiliario Evergrande tras no poder asumir los pagos de una deuda estratosférica estimada en 250.000 millones de dólares y que tendría como efectos colaterales un crash bursátil, quiebras en cadena así como conflictos sociales al no recibir las familias su vivienda. Igualmente, el conflicto entre Ucrania y Rusia añadirá otro elemento perturbador en forma de escasez de granos pues China importa de Ucrania más del 30 % de su importaciones de maíz, girasol y cebada lo que podría generar disrupciones en el mercado del aceite, harina y piensos.
En consecuencia, podríamos asistir en China a la aparición de un nuevo individuo reafirmado en una sólida conciencia crítica y sustentado en valores como la indignación colectiva ante los confinamientos masivos y que bajo el lema “prohibido prohibir” generará un tsunami popular de denuncia de la corrupción política y moral de la actual élite dominante comunista. Asimismo, instaurará el caos constructivo que logrará diluir el opiáceo inhibidor de la conciencia crítica (consumismo) y provocará la necesaria metanoia de la que nacerá un nuevo individuo dispuesto a quebrantar las normas y leyes impuestas por el establishment comunista, no siendo descartable un Mayo del 68 que obligará al Politburó a la adopción de medidas políticas aperturistas para salvar al Régimen.
GERMÁN GORRAIZ LÓPEZ -Analista
Qué ingenuo. China era un sociedad colectivista desde mucho antes de los comunistas, gracias a siglos de confuncianismo en vena, que dicta que el primer deber de todo ciudadano es con el estado, y luego con la familia. Entre eso, y el ferreo control que el gobierno comunista tiene de todo, todo, todo, allí no se mueve ni una pluma sin permiso del estado.
Todo muy posible pero ¿en qué se basa? El Mayo del 68, como todas las revoluciones y revueltas, fue orquestado por los de siempre. La gente no se mueve, al menos por mucho tiempo, si no está apoyada. Me gustaría creer lo que dice en el artículo pero no veo nada en China que apunte en esa dirección. Podría ser si los mandamases de occidente estuviesen interesados en soliviantar a los chinos, pero es justo lo contrario. Ellos nos quieren a nosotros como los chinos.
Los tiempos verbales empleados en el último párrafo quizá no sean acertados.
Está claro que China es de los peores lugares para vivir y que existen movimientos disidentes que saben a lo que se enfrentan. Eso de tumbarse y decir BASTA… etc
Recordemos también la renombrada plaza… estudiantes y tanques.
Si Observamos la historia, en cualquier Estado se aprecia que para avanzar el Pueblo debe tomar las calles y liarla. El Estado actuará sobornando o agrediendo… buscando pasar página; hasta que no comience a haber muertes en esos enfrentamientos no llegará alguno de los dos finales posibles…
Dependiendo de la calidad democrática (una utopía en realidad) de ese Estado el final será la victoria temporal del Pueblo o un baño de sangre y mayor autoritarismo. China… plaza… estudiantes… tanques…
Vivir en China o en el Infierno debe ser bastante parecido…