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OPINION

LAS COOKIES IDEOLÓGICAS – Fernando López-Mirones

  • Escrito por Fernando López-Mirones, biólogo y divulgador científico
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LAS COOKIES IDEOLÓGICAS

Observando a donde miran las jirafas veo que ya están preparando el siguiente cuento. La OMS, que es la principal agencia de propaganda del globalitarismo, empieza a soltar globos sonda sobre ebola y otras enfermedades supuestamente amenazantes para mantener la tensión en los covidicios y testar cómo reaccionamos todos.

El objetivo es sembrar informaciones exageradas y sesgadas para que cuando decidan activar una de ellas puedan justificarse con un “lo advertimos hace tiempo”.

La gente, que hace dos años solo se preocupaba de las enfermedades cuando les caían cerca, tiene ahora la sensación de que acechan por todas partes; pero es una percepción inducida por los medios.

Los profesionales biosanitarios y los divulgadores científicos hace decenios que investigamos y conocemos esta convivencia totalmente normal.

Es un tipo de sesgo cognitivo similar al que nos ocurre cuando nos compramos un Volkswagen Golf rojo, y de pronto los vemos por todas partes y nos parece que hay muchos más que antes. Simplemente nos fijamos más.

A sabiendas de que la gente ahora es hipocondríaca, quieren mantenerlos en nivel de alerta sostenido para que cuando venga la siguiente fábula del pangolín todos digan “¡lo sabía!” creyéndoselo de nuevo.

Sacarán sus bozales guardados casi con orgullo y correrán a “arrimar el hombro” para que los inoculen de lo que haga falta como buenos ciudadanos.

Es un chollo, porque permite que uno actúe por egoísmo y miedo creyéndose que lo hace por generosidad.

Por otro lado en los grandes medios, Pfizer y las farmacéuticas patrocinan todo tipo de publicaciones e informaciones propagandísticas sobre enfermedades emergentes y raras en las que “trabajan”, con el fin de tratar de limpiar su reputación y que creamos que velan por la salud de la humanidad y no por sus accionistas.

Estas y otras “cookies ideológicas” van permeando en nosotros sin que nos demos cuenta, gota a gota, de forma muy sutil.

Lo mismo hacen con el resto de los relatos globalicistas creados, todos al servicio de la misma idea: un solo gobierno mundial.
El ciudadano debe sentirse amenazado por todas partes para que entregue sus libertades individuales a cambio de la protección del estado, de la OMS y del resto de instituciones a las que nadie ha votado y que están financiadas por los empresaurios filantropófagos que ya conocemos.

Si usted se relaja, todas estas cookies ideológicas le van entrando por defecto y se instalan en su mente sin haber sido elegidas. Quedan ahí como neuronas dormidas hasta que algo las active. Ellos lo harán, entonces se despertarán las cookies y usted tomará una decisión que creerá que es suya, pero será inducida por ellos.

Cuando uno cree que ha decidido algo lo defiende a muerte, y nunca mejor dicho.

Pocos hacen un backup y descubren que eso no lo decidieron voluntariamente sino que se lo inocularon con miles de imágenes y palabras en series, películas, programas y hasta dibujos animados.

Por supuesto que esto me ocurre a mi también, por eso lo conozco. Uno debe hacer una búsqueda activa de esas cookies ideológicas para eliminarlas, y ello requiere un esfuerzo que mucha gente no hace.

Son como las fotografías del móvil, se van acumulando sin darnos cuenta hasta que nos colapsan la memoria del terminal. Si uno no dedica unos minutos cada día a eliminar las que no queremos, se quedan ahí causando graves problemas.

Nuestro cerebro evolucionó para un número limitado de recuerdos e imágenes. Esta sociedad del exceso de estímulos nos causa confusión.

En un experimento famoso se le dieron a un grupo de niños cajas con 7 colores, y a otros con 25 colores diferentes. Se comprobó que los que tenían demasiadas opciones eran más lentos, perdían imaginación y a menudo no eran capaces de acabar sus dibujos porque perdían mucho tiempo buscando.

Asegúrese de que sus pensamientos son suyos realmente, de que provienen de una investigación personal que contemple al menos dos perspectivas opuestas.
Si decidimos tras una emoción inducida, decidimos mal.

Primero hay que documentarse y solo después llegar a una conclusión y elaborar un sentimiento. Si la emoción va delante de los datos, buscaremos las cifras que corroboren ese sentimiento.

Ese es el truco de los medios de comunicación propagandísticos. Primero la imagen que induce a una emoción (muertos, ataúdes, enfermos, niños y mujeres llorando, policías pegando a alguien, un político riéndose…) y DESPUÉS datos sesgados que potencien y expliquen la sensación inducida. Las personas que caen en eso es muy difícil que salgan de la hipnosis, pues están convencidos de estar defendiendo algo justo. En ningún momento se han parado a pensar en el contexto de lo que vieron, o en si esas imágenes están siendo seleccionadas por alguien deliberadamente, o si eso ocurre por otras causas o si, como viene ocurriendo, las medidas que se toman para combatir a un mal ficticio son las que hacen el daño.

Accionando sirenas, incluso cuando no hay bombarderos, y sembrando miedo en los noticieros, por ejemplo, se provoca que la gente abandone sus hogares y se eche a las carreteras a pasar hambre, frío y sufrimientos. Nadie se paró a pensar si quedarse en casa hubiera sido una mejor decisión. Se creó un problema real con un alarma creada. Los refugiados se convierten en tragedias reales y ya se pueden filmar.

Cambiando el nombre a la gripe y abandonando a los ancianos en las residencias se consigue matar a miles por miedo a un virus que no existía. El auténtico desastre lo generaron las medidas tomadas conscientemente y nadie se paró a pensar qué hubiera pasado si no se hace nada y se cura a los enfermos reales como se hizo siempre.
En ambos casos murió mucha más gente por las supuestas soluciones políticas inducidas por el miedo que por los “problemas” reales.

Exactamente igual que hemos visto cuando cunde el pánico en una discoteca o manifestacion y la gente se pone a correr sin saber qué pasa. Mueren más personas por la estampida que por la causa, que a menudo ni siquiera existió.

Mientras el hombre masa siga corriendo hacia dónde le ordenan, seremos manejables y nos pastorearán. Cuando aprendamos a pararnos y analizar qué pasa realmente, escuchando a los que piensan contracorriente, volveremos a ser una humanidad serena e inteligente.

Pensar primero y sentir después, jamás al contrario.

Un aullido.

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EnekoAhíVaLaHostiaPues
EnekoAhíVaLaHostiaPues
1 año

Este señor tiene una preclaridad e inteligencia admirables pero últimamente se extiende mucho.

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