Idea para el guión de una película de ficción política – Escrito por Alessandro Fusillo
En una república bananera, unos políticos corruptos venden a sus ciudadanos como cobayas para una empresa farmacéutica sin escrúpulos. Inmediatamente después, haciendo caso omiso de la Constitución y con la ayuda de los jueces, empiezan a imponer como obligatorios los medicamentos producidos por la empresa farmacéutica. Llegan a la locura de hacer realizar pruebas falsas a toda la población, de las que surge una nueva forma de enfermedad, la asintomaticidad, es decir, la situación de los que están sanos pero dan positivo. Impulsada por la propaganda del terror, la población se traga cualquier tontería.
Todos quieren curarse, sanos y enfermos. Y las empresas farmacéuticas hacen un negocio redondo. Los que rechazan la medicación son marginados, ridiculizados y considerados enemigos de la sociedad. Los que se resisten son excluidos del trabajo, de los medios de transporte, de los lugares públicos.
Para revestir de ciencia sus turbias tramas, los políticos contratan a charlatanes que aparecen en televisión para asegurar a todo el mundo que los medicamentos que venden son seguros y eficaces.
Los médicos que los desmienten son inhabilitados y denigrados públicamente.
Algunos activistas, con la oposición y las burlas de todos, empiezan a descubrir que los medicamentos en cuestión son ineficaces y peligrosos. A medida que la gente empieza a morir y a desarrollar enfermedades muy graves, cada vez más personas abren los ojos.
Para impedir que el movimiento de resistencia se haga con el poder, los políticos corruptos organizan a toda prisa unas falsas elecciones durante las vacaciones de verano. Un falso partido de la oposición gana y sigue haciendo lo mismo que sus predecesores.
El final es incierto.
Primera hipótesis. Los malos ganan. Un montón de borregos siguen siendo asesinados sin reaccionar y el país se precipita al abismo mientras los corruptos disfrutan del dinero.
Segunda hipótesis. Ocurre lo impensable. La gente deja de creer y, sobre todo, empieza a desobedecer sistemáticamente todas las órdenes. Ante la reacción pacífica de las masas, los criminales del régimen se ven obligados a huir. Algunos son detenidos y condenados. Los ciudadanos empiezan a reconstruir su país sobre las ruinas del desastre.
Fuente:
Traducido por Counterpropaganda
