Rusia habría podido enviar gas a Europa por tres vías. Por el norte el gasoducto fue destruido. Por el sur la tubería se acaba en Turquía. Sólo queda la tercera vía: Ucrania, aunque a finales de este año expira el contrato firmado en 2019 con Rusia. El gobierno ucraniano no está dispuesto a prorrogarlo ni a firmar uno nuevo.
Sin embargo, según informa mpr21, no quieren perder los derechos de tránsito por completo y el primer ministro, Denys Chmyhal, está dispuesto a mantener el grifo abierto si así lo solicitan los países europeos. Pero pone algunas condiciones.
“Si los países europeos actúan como un consorcio o si uno de los socios europeos se convierte en transportista de su propio gas, entonces estamos preparados para ofrecer ese servicio, como lo hemos hecho hasta ahora”, dice Chmyhal. “La iniciativa corresponde a la Unión Europea”, añade. Los ucranianos no tienen intención de negociar con Moscú, pero están dispuestos a hacerlo con los europeos.
El tránsito de gas ruso hacia Europa occidental puede continuar incluso sin necesidad de firmar un nuevo contrato a largo plazo, mediante subastas. La Unión Europea forma sus reservas de gas por días, meses, trimestres o incluso un año. Ucrania ya ha convocado antes subastas de este tipo, en las que participó Gazprom, cuando era necesario suministrar a los europeos volúmenes de gas superiores a los contratos. Para continuar con las entregas cuando acabe el año basta, pues, con organizar subastas.
Los ucranianos quieren revalorizar su papel a los ojos de Bruselas… jugando con el gas ruso. La creación de un consorcio significa que Ucrania no quiere negociar con los países europeos uno por uno, sino con un consorcio de países europeos, para que la Unión Europea se presente como un comprador único y dirija las negociaciones con Rusia.
Pero lo más importante es lo siquiente: Kiev pretende que los europeos -y no Gazprom- actúen como garantes del tránsito de gas para que no ocurra como con el gasoducto Nord Stream. Los riesgos no los asumirían ni los ucranianos ni los rusos. En consecuencia, tampoco ellos pagarían el precio, que pesaría sobre las espaldas de las empresas europeas.
A pesar de que circule por el territorio ucraniano, el gas no deja de ser ruso, hasta que llega al centro gasístico de Baumgarten, en la frontera con Austria, momento en el gas ruso pasa a ser propiedad de los compradores europeos. Para que un país europeo actúe como transportista de gas ruso en lugar de Gazprom, es necesario trasladar el punto de recepción a la frontera ruso-ucraniana. Entonces Gazprom sólo suministrará el gas hasta la frontera con Ucrania, donde podría pasar a ser propiedad de un operador europeo.
Rusia dejaría de ser responsable del suministro de gas al territorio ucraniano y la responsabilidad pasaría a los europeos y ucranianos. Por lo tanto, Gazprom ya no pagará a Ucrania por el tránsito del gas; lo tendrán que hacer los europeos. Es lo que Ucrania ha venido pidiendo desde 2019, pero ni Rusia ni Europa lo aceptaron entonces, por lo que se firmó el contrato actual a largo plazo de 5 años.
A Rusia aquello no le interesó porque habría tenido que modificar contratos a largo plazo con empresas europeas. Sin embargo, la razón principal fue que los europeos no querían asumir los riesgos del tránsito. El atentado contra el Nord Stream les ha dado la razón.
A partir de este año a Rusia le resulta indiferente quién compre el gas ruso en Europa. Si Europa está dispuesta a asumir riesgos adicionales asociados con el tránsito ucraniano, entonces Gazprom suministrará el gas hasta la frontera con Ucrania. Pero es poco probable que los europeos acepten tales condiciones, ya que no quieren asumir el riesgo de una nueva voladura.
En pocas palabras: las empresas europeas no quieren asumir un riesgo que durante más de 50 años ha asumido Rusia. Es una patata caliente, sobre todo a la vista del incremento de las tensiones internacionales. Que Rusia asuma la responsabilidad del transporte del gas es una invitación a nuevos atentados contra los gasoductos.
Ucrania lo vuelve a tener muy complicado porque no puede chantajear como antes, cuando por sus tuberías pasaban 40.000 millones de metros cúbicos. Ahora sólo pasan 14.000 millones. Tampoco puede negarse a convocar subastas. La única posibilidad es imponer una sanción directa contra Gazprom para impedir que acuda a las subastas.
Los europeos están dispuestos a comprar el gas ruso que circula por Ucrania hasta 2027, según ha reconocido la comisaria europea de Energía, Kadri Simson. No existe ninguna prohibición para el transporte de gas ruso por Ucrania.