¿Qué es la integridad? – José Miguel Ruiz Valls
- La opinión de José Miguel Ruiz Valls, escritor y colaborador habitual de euskalnews.com
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¿QUÉ ES LA INTEGRIDAD?
Entendemos casualidad como suceso imprevisto, eso es, no previsto por nadie y, por tanto, no ordenado por nadie; como suceso ajeno a toda voluntad, tanto humana como divina. Por contra, definimos causalidad como suceso ligado a una causa, que sigue, por tanto, cierto orden (O cierta orden).
El concepto de casualidad como forma de explicar sucesos se popularizó a partir de la época racionalista, en la que ciencia y teología se separaron (Lo que no quiere decir que se separaran los científicos y los teólogos. Los jesuitas, por ejemplo practican ambas disciplinas). Así, el darwinismo sostiene la creencia de que los seres vivos evolucionan a través de mutaciones aleatorias, que se van sucediendo, sin la voluntad y sin siquiera el conocimiento del mutante. El mecanicismo explica el universo, de igual manera, como una aleación de materiales que surgieron de un gran estallido. El ser humano, como parte de ese universo explosivo, queda reducido a una aglomeración casual de células formadas por una aglomeración casual de moléculas.
Lo curioso es que la ciencia es, básicamente, un método para buscar y reconocer patrones, que surge del simple entendimiento de que todo patrón es repetición; por lo que descubrir patrones en la naturaleza, da el poder, al ser humano, de repetir procesos, a voluntad. Si descubro, por ejemplo, que siempre que aplico cierto calor, el agua se convierte en vapor, puedo utilizar tal descubrimiento para fabricar un motor de agua y hacer funcionar una locomotora. La ciencia ya ha descubierto y utilizado muchísimos patrones y da por supuesto que existen muchísimos más por descubrir.
Pero ¿cómo es posible que la misma ciencia que defiende que el universo es casual, tenga por objeto la búsqueda de patrones? ¿Cómo es posible que la misma ciencia que defiende que todo es aleatorio, busque y encuentre repeticiones, ciclos, pautas, orden? ¿Cómo es posible que la misma ciencia que cree en la evolución, eso es, en el cambio continuo, formule “leyes universales” que no cambian? ¿No se está refutando a sí misma? Quizá algún cientifista atrevido me responda que, dentro de la casualidad cabe todo. Eso sería como decir que cree en la casualidad infinita. ¿Casualidad infinita que todo lo puede, igual que Dios infinito?
Los cientifistas dicen que hay casualidades que cualquiera puede observar a simple vista. Por ejemplo, en un eclipse se puede apreciar que la luna cubre, exactamente, la superficie del sol. Ellos afirman que eso sucede porque el sol está cuatrocientas veces más lejos de nosotros. Yo puedo concederles el beneficio de la duda pero la pregunta sigue siendo ¿Cómo se las arreglaron ambos astros para situarse a una distancia tal, entre ellos, que los haga parecer del mismo tamaño? ¿Por qué es tan importante que los veamos del mismo tamaño? ¿Para quién es importante? ¿Cómo se sincronizó la luna (Que rota) con la tierra (Que rota) para ofrecernos siempre la misma cara? ¿Fue el resultado de un largo proceso de aceleración o deceleración o lo hizo “de golpe”?
Es obvio que cada patrón que se descubre va restando posibilidades, y por tanto credibilidad, a la teoría de la casualidad, en recta aplicación de la ley matemática de la probabilidad. Es obvio que se han descubierto miles y miles de patrones en la naturaleza y tal vez, el más sorprendente haya sido el descubrimiento del código genético: Miles y miles de genes perfectamente ordenados ¡Por nadie! ¿No es como ver ladrillos y no ver el edificio del que forman parte? ¿Cómo hemos llegado a esto?
El racionalismo supuso. de hecho, la división y reparto del ser humano entre el poder religioso (Que se apropió de las almas) y el poder secular (Que se apropió de los cuerpos). Con tal estratagema los jesuitas engañaron a muchas personas, Desde entonces, aquellos que se consideran “hombres y mujeres de fe”, desprecian todo lo que tiene que ver con el cuerpo (Lo ven como un obstáculo que compromete su “pureza, que dificulta su “ascensión”) y, los que se consideran “hombres y mujeres de ciencia”, desprecian todo lo que tiene que ver con el alma (Para ellos es una superstición que dificulta el “progreso”). Unos quieren ascender, los otros progresar. ¿No es lo mismo? ¿No indica esa querencia que ambos sienten que les falta algo? El “hombre científico” tiene un problema de comunicación con su alma y el “hombre religioso” tiene un problema de comunicación con su cuerpo. ¡Ni uno ni otro se dan cuenta de que están desintegrados! ¡No se dan cuenta de que, incluso pueden ser el mismo hombre (científico entre semana y religioso el domingo). ¡Dr. Jekyll y Mr. Hyde!
Ser consciente es darse cuenta de que existe una realidad física que se puede medir y pesar y una realidad mental, de la que nadie puede dudar, aunque nadie la haya medido ni pesado, y de que ambas realidades son dignas de consideración. Ser consciente es no despreciar, no rechazar, no censurar, no cercenar la información que pueda venir “del otro bando”, para poder profundizar en ambas realidades (Física y mental) y así poder reintegrar al ser humano desintegrado. Ser consciente es poner en contacto al hombre de fe y al científico que todos llevamos dentro, para que puedan darse cuenta de que un ser humano íntegro es más que la suma de ambos.
Perfecto, útil y necesario. Enhorabuena.
Magnífica reflexión. Mil gracias
Impresionante artículo ,me ha llegado al alma y al cuerpo que se ha quedado anonadado. Felicidades por esta maravilla de artículo.