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OPINION

Totalitarismo y suicidio narcisista – Alfons Martí

  • La opinión de Alfons Martí, escritor y licenciado en Filosofía y letras
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Totalitarismo y suicidio narcisista  

Entre los pocos campos de estudio aún basados en la observación y no en especulaciones tecnocráticas está la psiquiatría no politizada y los conocimientos humanísticos clásicos. Estos vienen alertando, desde hace décadas, de la naturaleza maligna e incurable del narcisismo destructivo cada vez más impune, naturalizado y normalizado.

La mirada al pasado también descubre la naturaleza narcisista maligna de los totalitarismos y fascismos. En épocas de histeria colectiva, el narcisismo organizado se convierte políticamente en totalitarismo y otros infiernos políticos. Desde Hannah Arendt a Claude Lefort, muchos observadores han resaltado el carácter narcisista del totalitarismo, siempre preocupado en crear una comunidad superior “fuerte y sana” frente a un mundo “moribundo”. Bajo el poder de Hitler y Stalin se usaba este lenguaje como motor político. 

También notan los observadores que la sociedad actual, dominando sobre las tradiciones del pueblo, está marcada por un modelo depredador que desea lo ajeno en lugar de valorar lo propio. Una semilla narcisista peligrosa. El narcisismo maligno es un cáncer social cuyos adeptos presentan idénticos rasgos. Lógico que desfilen como un “solo hombre” contra sus víctimas. Sea cubierto o encubierto, el narcisismo maligno juzga a los demás por su utilidad, les obliga a complicidad en su odio a gente inocente y no tolera una crítica. El nazi como el narcisista, como dijo Himmler cree que “hay que ser decente y leal con los nuestros y con nadie más”. Los demás son subhumanos. El narcisista “solo se relaciona con gente importante” o se lo inventa. Una sociedad narcisista está integrada por individuos que solo quieren ganar y no aceptan la derrota. Así como atacan por la espalda y cruelmente disfrutando del dolor ajeno, a minorías por ejemplo o al hijo chivo expiatorio para ganar a toda costa, prefieren morir antes de acepar un error.   

Lo fundamental del narcisismo en general tal vez sea que solo reconoce a lo propio como real e importante. En nuestros días, el interés por pueblos, realidades, historias, culturas, alegrías y penas ajenas, simplemente desaparece. Todo se reduce a “nosotros”. Hace unos meses, en Europa y el mundo especialmente rico, de repente unas masas emocionadas escucharon un discurso oficial que marcaba como malos y despreciables a los “rusos”. Facebook permitió insultar y llamar al odio a los rusos. ¿ A cuánta gente de esta le importó jamás el pueblo de Ucrania? No les importa absolutamente cero lo que cuenten del pueblo de al lado, ni siquiera se pasearon jamás por una ciudad próxima por curiosidad, pero de repente saben que hay un enemigo y que “nos invaden”. ¿A ellos? ¿Han visto algo? ¿Qué hace nacer esa increíble “solidaridad” que incluye odio al ruso total? 

La clave es el lenguaje de “nosotros contra ellos”. En Europa y Occidente en general y hoy en día se puede hablar el lenguaje de secta y se adhieren enormes masas inmediatamente. Aunque el patrón social solo reconoce el interés por depredar y adquirir “posición” a costa del prójimo, si les hablas de “nosotros los ucranianos”  ven inmediatamente a su propia familia amenazada por el intruso imaginario. En el discurso “pandémico” se gestó la preparación: una misteriosa degeneración física o virus es vista como amenaza a la familia y a lo mío. El narcisista no cree que pueda estar enfermo a no ser que el maldito virus llegue del prójimo. El Yo siempre es sano y santo. Los cierres perimetrales se apoyan en esa creencia: nuestra región es sana y pura, solo los foráneos pueden traer un virus.  

En noviembre de 2017, las potencias de la OTAN se negaron en la ONU a prohibir el nazismo en el mundo. ¿Por qué? En 2014 hubo un golpe de Estado en Ucrania. El presidente democráticamente elegido tuvo que salvarse escapando. La OTAN y líderes del globalismo como Victoria Nuland apoyaron y fomentaron el golpe. Los grupos y partidos eran abiertamente nazis y filonazis. Hoy Ucrania está llena de monumentos a Stepan Bandera, un nazi autor de miles de asesinatos, como recogen todos los libros de Historia. Sector Derecho y Azov son otras organizaciones nazis. El grito de “Ukraina slava” se refiere a la raza pura eslava que se autoatribuyen frente a la raza inferior rusa, judía y polaca. Todo esto es público y notorio. Kiev empezó a servir para individuos como el hijo de Biden, Hunter Biden, quien trabaja para la mayor empresa de gas ucraniano Burisma. Pero lo importante es que en el trascurso del asalto al Estado en 2014 los nazis y paramilitares de “nuestra Ucrania” quemaron 50 personas ante las cámaras de Occidente. En Odessa. Nadie se escandalizó ni pidió represalias, ni hubo manifestaciones en Madrid ni en Viena…Pura y dura indiferencia o peor aún.

Crímenes típicamente nazis ante todos y como si lloviera. Porque si queman a gente ajena, importa un bledo. En cambio, cuando el discurso vocifera que “nosotros” estamos invadidos por Rusia, la adhesión total permite proyectar sobre el Otro todas las miserias y crímenes nuestros. Porque el éxito del totalitarismo reside en el aspecto más olvidado: el calumniado enemigo es el chivo expiatorio a quien culpamos de “nuestros” actos más repugnantes, inmorales, vergonzosos o imperdonables. En Donbás 2014, la región recibe la visita del batallón nazi oficial Azov. La población es vista como población “inferior” y además separatista.

Les han bombardeado 8 años. 14 mil muertos, niños, jóvenes, viejos, mineros. Cifras reconocidas por Occidente. Ahora más bombas en Mariupol (Donbás) y los Azov toman a los “inferiores” rusófonos de la población en sus trincheras y no los dejan salir. Azov decretó “castrar a los soldados rusos” y el New York Times publicó cómo se asesinaba ante las cámaras a soldados rusos, atados tras rendirse. Es público y notorio pero el narcisismo general dice “los nuestros no pueden ser malos” y “un desprecio total por los hechos” (Hannah Arendt). Lógica brutal. En Kiev no hay barrios enteros bombardeados por los malignos rusos, en cambio en Donbás no hay una sola casa entera resultado de bomabardeos de Kiev. La guerra no empieza en 2022. Lo que sí empieza es la operación “proyección total”. ¿Alguien ha dicho qué quiere Ucrania para ganar su guerra desde 2014?

La OTAN ha acorralado más y más a Rusia. Armar un Estado nazi bajo el paraguas de la OTAN es obvio que es un aviso de lo que le espera a Rusia. Por cierto, en Ucrania linchan a disidentes en las calles y la policía de la España de siempre acaba de detener y enviar a Ucrania a un disdente de Kiev, Anatoli Shari. El totalitarismo nazi en 1933 empezó decretando que la medicina no sirve para curar sino para “separar al sano del enfermo” y siguió con una lista de pueblos a exterminar.

Cuando entró en URSS las órdenes de Hitler eran “exterminar a la población civil”. Stalin admiraba a Hitler. Solo una reacción militar y popular detuvo a Hitler. Los nazis desde 2014 de Ucrania, en lenguaje narcisista, culpan a los rusos de los crímenes de Stalin, olvidando que Stalin persiguió a todas las naciones de la URSS, de rusos a tártaros, de ucranianos a armenios. Desde militares a comunistas.

Esa operación me recuerda a los exfascistas de Catalunya, siempre en clanes bien posicionadois, que culpan siempre de todo a Madrid como si no hubiera habido fascistas catalanes. Los antiguos stalinistas de Kiev dan la culpa al exterior de sus actos, al pueblo rusoparlante y a quien no desfila y les ayuda a cometer agresiones a minorías. Narcisismo maligno, psciopatología desatada.

Como proyección máxima, hemos visto a Zelensky, jefe de los batallones que llevan la svastika, !!acusando a Putin de ser Hitler!! Los estudiosos saben que el narcisismo maligno es incurable. ¿Dónde puede llevarnos si triunfa a escala global? 

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Peio LI
Peio LI
1 año

Seguí con asombro los hechos de 2014. El horror de la masacre en Odessa y el silencio del “mundo libre”. Vomitivo. Y así ha seguido mientras bombardeaban a diario el Donbass.

Algo que me tiene sorprendido es la absoluta ausencia de recordatorios del derribo del avion MH17. ¡Qué raro que habiéndolo derribado supuestamente los malvados rusos, no se airee ahora como propaganda contra el maligno! ¡Qué raro!, no? ¿O no fué así? Mejor no hablar de ello.

Lo seguí muy de cerca entonces, incluídas las crónicas del controlador aéreo en Kiev, Carlos que relataba el despegue de dos cazas ucranianos justo antes del derribo. Ahora tratan de hacerlo desaparecer. Fake news, agente ruso,..¡muerte al mensajero!

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