¿EXISTE LA PEDERASTIA? – José Miguel Ruiz Valls
- Escrito por José Miguel Ruiz Valls
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¿EXISTE LA PEDERASTIA?
Hace muchos años vi Calígula, una película en la que su guionista (Gore Vidal, candidato al Premio Nobel de Literatura) puso a aquel emperador romano como ejemplo de hasta donde puede llegar la depravación humana. Según esa cinta, Calígula hizo barrabasadas tan gordas como proponer a su caballo para un cargo público (Lo cual puede que hoy no fuera descabellado, a la vista de los políticos que tenemos). Con todo, lo realmente execrable serían las muchas acciones sangrientas que también se le atribuyen, y que no me pararé a detallar.
Unas cuantas personas teníamos la sana costumbre de hacer una especie de coloquio-debate, a la salida del cine. Aquel día fue inevitable plantearse la pregunta ¿Cómo un ser humano puede llegar a eso? Para mis contertulios, Calígula era un enfermo y se aventuraban a diagnosticarlo como “psicópata” o “psicótico” o simplemente “loco”. Pero –¿Cómo se vuelve uno tan loco?– Les insistía –Nacen así, no es tan difícil de entender– Respondían ellos, con intención de dar por zanjada la cuestión. –Son cosas de la genética… Hay quién nace con algún defecto, como la psicopatía, y punto–.
“El loco nace” era pues la conclusión de mis amigos, pero a mi no me acababa de convencer. ¡Atufaba a “pecado original”! De ser así, el que no ha nacido loco ¿tendría razones para preocuparse por la posibilidad de enloquecer? Según esa tesis, los psicópatas no son individuos normales (Son anormales, tarados de nacimiento) pero entonces ¿Como es que nos cuesta tanto reconocerlos? ¿Cómo es que nadie ha podido detectar la locura con un análisis genético? Muchos dicen que Hitler fue un psicópata pero ¿No es verdad que accedió al poder tras ganar unas elecciones? ¿Es posible que sean los cuerdos los que empoderan a los locos? ¿Y si la dificultad que tenemos para identificarlos se debiera a que son personas tan comunes, tan normales, como nosotros? –¿Insinúas que estamos todos locos?– Vociferaron “indignados” mis amigos –Insinuó que, tal vez, los locos se hacen–.
Imaginemos a Calígula como un muchacho común y corriente al que, en un momento dado, le entregan el poder absoluto. Puede hacer realidad cualquier deseo, cualquier capricho, sin tener que preocuparse por las consecuencias. ¿Qué es lo primero que haría? Sin duda, ordenaría a sus soldados -¡Traedme la muchacha más bella de Roma!-. ¿Qué chaval no querría acostarse con la mujer más hermosa de su ciudad? ¿Sería feliz Calígula acostándose con la chica? Seguro lo sería por cierto tiempo, hasta aburrirse. ¿Y qué haría después? Buscar a la más hermosa del Imperio. ¿Y se aburriría? También ¿Y que haría? Buscar un hermoso efebo. ¿Y después?
Ciertamente, es el aburrimiento es lo que acaba con cualquier deseo, con cualquier ilusión ¿Y qué puede hacer el aburrido más que doblar la apuesta, realizando deseos cada vez más grandes? Calígula bien pudo ser un ser humano normal y corriente, psicológicamente hablando; lo que no es normal es entregar el poder absoluto a un hombre normal y corriente. ¿Acaso no es cierto que, si el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente?
¿Quién no padeció, durante el “pandemonium”, las consecuencias de órdenes estúpidas dictadas por políticos estúpidos? Podríamos poner cientos de ejemplos ¿No? ¡Cientos de personas que se comportaron como auténticos Calígulas! ¿Fueron castigados por ello? ¿Apartados, al menos, del cargo? ¿Tampoco por violar la Constitución? ¿Que harán pues sino seguir realizando sus locuras? ¿Y cómo serán éstas sino, cada vez, más grandes, más descabelladas?.. No hace mucho se viralizó un vídeo en el que uno de ellos, desnudo, conversaba con una prostituta mientras fumaba cocaína. Lo curioso es que ni siquiera parecía mala persona como lo parecen muchos de su clase. Tenía más bien pinta de no haberse comido nunca un colín. Sin duda tuvo suerte de que lo pillaran y acabara así su autodestructiva carrera: Se empieza con drogas y mujeres, se sigue con drogas y travestis y se continua con drogas y menores, como bien comprobó la ex-fiscal general y ex-ministra Dolores Delgado, en un viaje a Colombia. Si existe la pederastia es porque existe eso que llamamos poder absoluto (o absoluta impunidad), que convierte en depravados a aquellos incautos que, al aceptarlo, olvidan que son personas normales y corrientes.
José Miguel Ruiz Valls
Mucha razón José Miguel.
Ánimo,y sigue escribiendo como mejor te parezca.
Bueno…..como siempre ahora que tus toca huevos parece que están entretenidos con otras cosas.