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Un nuevo informe indica que la vacuna de Pfizer podría causar degeneración cerebral

Una nueva revisión de este mes ha coincidido con un informe de enero de que las vacunas de ARNm, en particular las de Pfizer, pueden tener el potencial de causar enfermedades neurodegenerativas. En enero, se publicó en la revista “Microbiology and Infectious Diseases” un informe escrito por el doctor J. Bart Classen, cuyo título es “COVID-19 RNA Based Vaccines and the Risk of Prion Disease”. Classen sugirió que la presión por una vacuna inmediata para hacer frente a la pandemia ha hecho que los especialistas renuncien a estudios más profundos sobre los efectos a largo plazo que pueden inducir las vacunas.

“Las vacunas basadas en el ARN ofrecen riesgos especiales de inducir eventos adversos específicos”, decía el informe. “Uno de esos posibles eventos adversos son las enfermedades basadas en priones, causadas por la activación de proteínas intrínsecas para formar priones”.

La vacuna de Pfizer emplea la tecnología del ARNm, que utiliza fragmentos mímicos del material genético del virus chino, pero no el virus propiamente dicho, lo que hace que el sistema inmunitario entre en acción.

El documento de Classen afirma que la secuencia de ARN de la vacuna puede hacer que el TDP-43 y el FUS (dos de las proteínas humanas) cambien anormalmente su forma de plegarse, lo que en consecuencia conduce al “desarrollo de enfermedades neurodegenerativas comunes”.

La enfermedad de los priones está causada por la disposición anormal de las proteínas propias, lo que hace que se agreguen. Estos agregados amiloides pueden entonces dañar las células, dando lugar a trastornos neurológicos. Nationalfile señaló que el TDP-43 podría causar demencia, ELA e incluso Alzheimer, mientras que el FUS, está relacionado con la ELA y los temblores esenciales hereditarios.

Aunque el documento no incluía ninguna prueba experimental de que las dos proteínas se unieran a las moléculas de ARNm de la vacuna, el experimento de Classen permitía concluir que la posibilidad existía. Por ello, el informe concluía con la advertencia de que la “aprobación de las vacunas basadas en el ARN para el SARS-CoV-2 era prematura”, lo que podría hacer que el esfuerzo por protegerse del virus chino creara “un arma biológica e incluso más peligrosa que la infección original”.

El lunes 10 de mayo se publicó una revisión reciente de la que son coautores Stephanie Seneff, que trabaja en el Laboratorio de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial del MIT, y el Dr. Greg Nigh, especialista en Oncología Naturopática de Immersion Health en Portland, Oregón, que amplía los hallazgos de Classen.

Los investigadores aportaron que los fragmentos de ARN de las vacunas distribuidas podrían ser diferentes de los utilizados en los ensayos clínicos y conllevar más riesgos. Estos últimos se produjeron mediante un proceso de fabricación mucho más controlado.

“Estos fragmentos, si son traducidos por la célula tras la inyección, generarían proteínas de espiga incompletas, dando lugar de nuevo a una estructura tridimensional alterada e impredecible y a un impacto fisiológico que, en el mejor de los casos, es neutro y, en el peor, perjudicial para el funcionamiento celular”, afirmaba la revisión.

Los investigadores también citaron a la Agencia Europea del Medicamento diciendo que no había datos adecuados que demostraran que los fragmentos de ARN no dieran lugar a proteínas expresadas.

“Estas formas [de ARN fragmentado] están mal caracterizadas, y los limitados datos proporcionados para la expresión de proteínas no abordan plenamente las incertidumbres relacionadas con el riesgo de traducir proteínas/péptidos distintos de la proteína punta prevista” (EMA 2020)”, transmitía el documento. “Hasta donde sabemos, no se han presentado datos desde entonces”.

Los investigadores señalaron que respaldaban la noción de que las proteínas que no son espigas generadas a partir del ARN fragmentado “contribuirían al menos al estrés celular que promueve los cambios conformacionales asociados al prión en la proteína espiga que está presente”. Aun así, la idea de que sean susceptibles de plegarse erróneamente y sean capaces de causar enfermedades neurodegenerativas no era lo que afirmaban.

Laura Enrione – BLes.com

Noticia reproducida en euskalnews.com

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