Escrito por Frasco Martin (Centro MENADEL)

¿Disidencia y/o Consciencia?

Disentir del ‘relato oficial’ se ha convertido en sinónimo de ‘despertar’ y luchar contra el ‘sistema’. El martilleo mediático y su escalada en propaganda y programación desde hace unos años, intensificado el adoctrinamiento en ideologías deconstructivas, alimentando temores, generando ansiedades y provocando confusiones, indefensiones y sumisiones ha llevado a muchos a darse cuenta y reaccionar… pero, ¿reaccionar ante o contra qué? Es evidente la operación de ingeniería social  y algunas de las intenciones que la promueven, al margen de que sus agentes instrumentales sean más o menos conscientes de ello. Plutócratas y sus multinacionales farmacéuticas, bélicas, alimentarias, tecnológicas… organizaciones supragubernamentales, gobiernos, ONGs y medios de comunicación de masas y sus mediáticos títeres forman parte de la red sistémica que claramente ‘orienta’ –desorienta, diríamos algunos– hacia su pretenciosa utopía ecosostenible y resiliente de seudolibertad y ‘progreso’… previa eliminación de elementos ‘prescindibles’, claro. La ‘pandemia’ ha sido un punto de inflexión en este proceso y una parte de la población se ha dado cuenta de que algo no funcionaba, algo no era correcto, algo no se estaba haciendo bien. Así que empezaron a dudar de ese discurso omnipresente del miedo-solución, a cuestionar y buscar información, más allá de los canales patrocinados. Y encontraron otros datos, otras versiones y otras posibilidades. Del miedo se pasó a la ira-rabia, a veces al conflicto, en cierta manera a una batalla social, laboral, incluso familiar o personal, con el consiguiente desgaste, frustración y pérdida. Agotador. Y el riesgo del cansancio es la susceptibilidad al abandono… y vuelta a tragar con ruedas de molino porque, total ¿para qué? El monstruo es demasiado grande y lo impregna todo –o eso parece– y tiene mecanismos autorreguladores para utilizar en su propio beneficio –el término ‘disidencia controlada’ encajaría aquí–, reintegrar o eliminar la incómoda oposición.

En mi personal opinión –y, por tanto, muy cuestionable–, la lucha ‘contra’ el sistema nos sitúa en el mismo plano, el mismo campo de batalla del que el sistema se alimenta. ¿Significa esto que no hay que luchar o que aconseje no hacerlo? No. Cada cual tiene que encontrar… y encontrarSe en su personal búsqueda. No es algo que se pueda –o deba– coaccionar. Por otra parte, puede que una estrategia más efectiva implique dejar de hacer en vez de hacer; abandonar viejos hábitos que el sistema nos ha inoculado desde la tierna infancia y que refuerzan nuestra dependencia y sometimiento inconsciente (p. ej., teleficción, videojuegos y otras aficiones-adicciones). Los hábitos conductuales son los puntales de nuestro ego, ego que el sistema se ha encargado de moldear a su imagen. Aclaremos que lo que llamamos ‘sistema’ sería algo así como el egregor colectivo que conformaría una suerte de Ego Global del que ’emanarían’ sus marionetas dirigentes. Hay otros nombres, pero mejor no mentarlos… o dejarlos a criterio del lector.

Yendo un paso más allá, ante el riesgo de apatía y abandono –o alimentar al monstruo con la atención-energía que en la batalla se le presta– entiendo que el asunto podría ‘enfocarse’ de otra manera, en otra dirección. De la horizontal a la Vertical, podríamos decir. La Consciencia, en definitiva. Pero –y de ahí el título del artículo en interrogante más y/o– la Consciencia no se opone a la disidencia. Es posible que ‘aparezca’ en medio de ella… o en su trascendencia. Todo depende de hasta dónde llevemos el cuestionamiento que en todo este asunto nos impulsó a plantearnos. Cuestionamiento político, económico, sanitario, educativo, social, filosófico, religioso, existencial… y la sincera búsqueda de respuestas, de soluciones. A unos les ha llevado a replantearse su opción política, a otros su estilo de vida, aficiones, alimentación, salud, arte, ocio, deporte, comunidad, relaciones, trabajo, religión… Seguir tirando del hilo nos llevará indefectiblemente a interrogantes ‘últimos’. El sentido de la vida, del existir, básicamente. Su origen y finalidad.

Alguien preguntó a Sri Nisargadatta Maharaj (uno de los hombres de Conocimiento que en la Tradición han sido) cómo salir de este círculo vicioso, a lo que él respondió: «usted está atrapado en este torbellino; si quiere escapar, debe ir al centro. Profundice dentro. Este círculo vicioso de vida, muerte, renacimiento, etc., comenzó con la consciencia, y en el proceso de comprensión, usted devendrá su trasfondo, la base». Atravesando el ego, en un proceso de aceptación, reconocimiento y descubrimiento de los velos-capas-cáscaras que lo conforman para llegar a comprender que nuestra consciencia individual, lo que creemos ser, no es lo que realmente Somos. El ‘sistema’ exterior es un reflejo de nuestro ‘sistema’ interior. El Ego Global es la contraparte del nuestro. Y es muy astuto, que no Sabio –en el sentido espiritual del término–, experto en el autoengaño, justificación, victimismo y culpabilización.

«Intente ser, solo ser. La palabra de máxima importancia es “intentar”. Disponga de tiempo suficiente a diario para sentarse tranquilamente e intentar, solo intentar, ir más allá de la personalidad, con sus adicciones y obsesiones. No pregunte cómo, no puede ser explicado. Siga intentando hasta que lo logre. Si persevera, no puede haber ningún fracaso. Lo que importa supremamente es la sinceridad, la firme resolución. Debe estar verdaderamente harto de ser la persona que usted es, y ver la urgente necesidad de librarse de esta innecesaria autoidentificación con un paquete de recuerdos y de hábitos. Esta firme resistencia contra lo innecesario es el secreto del éxito. Después de todo, usted es lo que es todos los momentos de su vida, pero nunca es consciente de ello, excepto, quizás, en el punto del despertar del sueño profundo. Todo lo que necesita es presenciarse ser, no como una afirmación verbal, sino como un hecho siempre presente. La conciencia de que usted es abrirá sus ojos a lo que usted es. Es todo muy simple. Primero de todo, establezca un contacto constante con usted mismo, sea con usted mismo todo el tiempo. En la autoconciencia fluyen todas las bendiciones. Comience como un centro de observación, de conciencia deliberada, y conviértase en un centro de amor en acción. “Yo soy” es una minúscula semilla que se convertirá en un árbol poderoso –de manera completamente natural, sin rastro alguno de esfuerzo–» (Nisargadatta Maharaj).

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