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Campaña de censura sin precedentes contra el libro de R. Kennedy Jr., “El verdadero Anthony Fauci: Bill Gates y la guerra global contra la democracia y la salud pública”

The Real Anthony Fauci: Bill Gates and The Global War on Democracy and Public Health”. El libro escrito por Robert F. Kennedy y editado por Children’s Health Defense (Defensa de la Salud de los Niños) está sumido en una campaña sin precedentes de censura, manipulación y de menosprecio, tanto en los medios audiovisuales como escritos. Habrá que preguntarse: ¿Por qué?

Uno de los ataques furibundos de los medios se recrea acusando al autor de “negacionista de las vacunas”. Falso. El autor deja clara esta cuestión cuando escribe: “En marzo de 2020, las naciones indias y africanas que preveían una grave escasez de vacunas covid para sus poblaciones clamaban por una exención de los derechos de patente que permitiera a los fabricantes de vacunas genéricas poner precios que permitieran el acceso a los pobres. En agosto de 2020, un movimiento mundial para renunciar a las patentes de las vacunas covid-19 había cobrado el impulso de una locomotora desbocada. Entre los proponentes se encontraban gran parte de la comunidad investigadora mundial, importantes ONG con larga experiencia en el desarrollo y el acceso a los medicamentos, y docenas de líderes mundiales y expertos en salud pública, tanto actuales como anteriores, en una carta abierta de mayo de 2020, más de 140 líderes políticos y de la sociedad civil pidieron a los gobiernos y a las empresas que empezaran a poner en común su propiedad intelectual (grupo C-Tap) diciendo: “Ahora no es el momento de dejar esta enorme y moral tarea en manos de las fuerzas del mercado”.

Gates desbarató el grupo C-Tap y lo sustituyó por su propio programa de la OMS, el “Acelerador de la Ley Covid-19”, que se tradujo en la creación de un nuevo programa. que consagraba los derechos de patente de la industria y relegaba los programas de vacunación del mundo a los impulsos caritativos de las empresas farmacéuticas y las naciones donantes occidentales que luchan por su propia cuota de las vacunas. Como resultado previsible de la intervención de Gates, alrededor de 130 de las más pobres de las 190 naciones del mundo, 2.500 millones de personas, no tendrán acceso a las vacunas a partir de febrero de 2021. En la actualidad, los principales funcionarios de salud pública coinciden en que el principal impulsor de la actual escasez artificial de vacunas covid-19 es la defensa de los derechos de propiedad intelectual por parte de Gates para proteger el lucro de sus socios farmacéuticos”.

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Robert F. Kennedy no es un revolucionario, no es socialista ni comunista, es un abogado liberal demócrata que lleva años denunciando en los tribunales las empresas petroleras y químicas por los daños causados en la salud de la población debido a sus vertidos contaminantes incontrolados.

El autor, en la totalidad de las 471 páginas de su investigación no rechaza los medicamentos y entre ellos las vacunas. Lo que denuncia desde la primera página hasta la última es la aceptación por parte de los reguladores de salud de pócimas que no han pasado los más mínimos exámenes de seguridad, fiabilidad y efecto curativo, solamente con objeto de lucro de las grandes multinacionales farmacéuticas y sus aliados. Y este es el eje conductor de todo el libro extensamente documentado con 2.124 fuentes de referencia.

Este impresionante documento centrado básicamente en Estados Unidos, tiene como hilo conductor los siguientes ejes:

  1. Las interrelaciones entre la industria farmacéutica, los centros nacionales de salud, las universidades, las fundaciones filantrópicas, los medios de comunicación y el complejo militar.
  2. La demostración de la transferencia del dinero de los contribuyentes a las grandes empresas químico farmacéuticas (3,8 billones de dólares en 2020) y en detrimento de la salud de la población.
  3. La denuncia de los experimentos químico farmacéuticos en niños y adultos sin las garantías suficientes de inocuidad y la vulneración de las normas de consentimiento informado.
  4. La corrupción de los organismos de salud y las agencias responsables de su supervisión y control.
  5. La prohibición de medicamentos de larga trayectoria con efectos curativos cuando ha caducado la exclusividad de la patente, para sustituirlos por nuevos fármacos patentados a precios infinitamente superiores y sin garantías suficientes de su utilidad.
  6. El trasfondo discriminatorio, racial, eugenésico, colonialista e imperialista de la experimentación. Denuncia con pruebas documentadas el “filantrocapitalismo” y el “colonialismo médico” por los experimentos en poblaciones de África, Asia y América Latina, ocultando los resultados adversos de dichos experimentos, incluidas las muertes.

El libro está estructurado en 12 capítulos que nos traen a la memoria auténticas barbaridades cometidas por el afán de lucro de las grandes farmacéuticas, en una visión retrospectiva desde los años 30 del siglo XX hasta actualidad. Se extiende en la explicación de la epidemia de SIDA de los años 80 y realiza ciertas similitudes con la actual pandemia. Termina el último capítulo al cual nombra “Juegos de guerra: Génesis del estado de bioseguridad”.

En la presentación, Kennedy advierte: “He escrito este libro para que los estadounidenses -tanto demócratas como republicanos- puedan entender el pernicioso papel del Dr. Fauci en permitir que las compañías farmacéuticas dominen nuestro gobierno y subviertan nuestra democracia, y para relatar el papel clave que el Dr. Fauci ha desempeñado en el actual golpe de estado contra la democracia”.

Este “golpe de estado” tiene cifras según el autor: “En 2020, los trabajadores perdieron 3,7 billones de dólares mientras que los multimillonarios ganaron 3,9. Unos 493 individuos se convirtieron en nuevos multimillonarios y otros 8 millones de estadounidenses cayeron por debajo del umbral de la pobreza”. “Estados Unidos todavía sufre la brutal y fea historia de la esclavitud, la segregación, el racismo y procedimientos médicos forzados”.

En relación al covid afirma: “Había medicamentos disponibles contra el covid -medicamentos baratos y seguros- que podrían evitar cientos de miles de hospitalizaciones y salvar otras tantas vidas si los hubiéramos utilizado en este país. Pero el Dr. Fauci y sus colaboradores farmacéuticos suprimieron deliberadamente esos tratamientos al servicio de su único objetivo: que Estados Unidos espere la salvación de sus novedosas y multimillonarias vacunas”. En este aspecto hace referencia al estudio de investigación publicado en la revista norteamericana Epidemixs Studis Powered by Universal Health, en referencia al tratamiento realizado por los médicos de la población manchega de Yepes en dos residencias de ancianos a 84 residentes y 64 trabajadores de las mismas que fueron tratados precozmente con antihistamínicos (dexclorfeniramina, cetirizina o loratadina) sin que se registraran fallecimientos por covid (https://studies.epidemixs.org/proyecto/covid-estudio-antihistaminicos-azitromicina/).

En España, los medios de comunicación no se hicieron eco de ello, hasta que salió publicado en la mencionada revista norteamericana en enero de 2021, aún así solamente un par de periódicos provinciales (https://www.cmmedia.es/noticias/castilla-la-mancha/antihistaminicos-contra-la-covid-medicos-de-yepes-toledo-dan-con-un-tratamiento-eficaz/#) (https://www.cordobabn.com/articulo/salud/medico-yepes-dice-haber-encontrado-cura-covid/20210126140346074733.html) y uno de Madrid publicaron pequeñas reseñas (https://www.abc.es/espana/castilla-la-mancha/toledo/pueblos/abci-formula-contra-coronavirus-tres-medicos-toledo-interesa-eeuu-202101301849_noticia.html). No fue noticia de primera página en los diferentes medios, no fuera el caso que las farmacéuticas se enfadaran y dejaran de pagar los anuncios de sus propagandas.

“Inspirado por los ricos incentivos para clasificar a cada paciente como víctima de covid-19, Medicare pagó a los hospitales 39.000 dólares por ventilador cuando se trataba de covid-19 y sólo 13.000 dólares por infecciones respiratorias comunes, los hospitales contribuyeron al engaño”.

Más o menos como en España que en el caso de Catalunya según el Decreto ley 12/2020 de 10 de abril (https://portaljuridic.gencat.cat/eli/es-ct/dl/2020/04/10/12) pagó cada alta hospitalaria con estancia en la UCI 43.400€. En el decreto, la Generalitat justifica la creación del sistema de precios para “parar el impacto negativo” que tiene el coronavirus en el sistema sanitario, así como para “dotar de capacidad de tesorería” a los centros concertados y privados y evitar “un escenario de inviabilidad económica y de pérdida masiva de puestos de trabajo en el sector”. Sin embargo, el decreto no concreta en base a qué criterios se han establecido las tarifas, lo que arroja diferencias con otras comunidades autónomas como Navarra que pagará 24.000 euros por cada paciente que esté 21 días en la UCI. Seguramente tendremos que indagar quién es el Fauci catalán.

El libro de Robert Kennedy realiza un exhaustivo recorrido sobre el SIDA y los trajimanejes de las grandes farmacéuticas que en 2000, sus ingresos mundiales de remedios contra el sida eran de 4.000 millones de dólares; en 2004, se dispararon a 6.600 millones. En 2010 los medicamentos contra el sida superaron la marca de los 9.000 millones de dólares para los gigantes farmacéuticos y superaron los 30.000 millones de dólares en 2020.

“El desarrollador del AZT, Jerome Horwitz, teorizó que la molécula podría inyectarse en las células e interferir con la replicación del tumor. La FDA abandonó el compuesto tóxico de la quimioterapia después de que demostrara ser ineficaz contra el cáncer y que era asombrosamente letal en ratones (2). Los investigadores del gobierno lo consideraron demasiado tóxico incluso para la quimioterapia contra el cáncer de corta duración. Horwitz relató que la “extrema toxicidad del fármaco lo hacía ‘tan inútil’ que no creía que valiera la pena patentarlo”.

“Mientras obstaculizaban activamente los ensayos clínicos de la pentamidina en aerosol y el AL 721, para el SIDA, la camarilla del Dr. Fauci engrasó los patines, permitiendo a Burroughs Wellcome saltarse las pruebas con animales y proceder directamente a los ensayos en humanos. Esta omisión no tenía precedentes en la historia de los medicamentos de quimioterapia, pero de nuevo también fue un presagio de la decisión de permitir que la vacuna covid-19 de Pfizer/BioNTech pasara a las pruebas en humanos sin completar el panel habitual de pruebas de seguridad en modelos animales”. En octubre de 2021, Pfizer anunció que proyectaba unos sorprendentes 26.000 millones de dólares en ingresos de su vacuna covid”.

Respecto a un cúmulo cada vez mayor de enfermedades aparecidas desde la década de los 80 del siglo pasado, Robert Kennedy apunta que “las vacunas sin garantía de inocuidad son un culpable potencial, pero no el único. Otros posibles culpables -o cómplices- que encajan en el criterio aplicable -una epidemia repentina en todos los habitantes a partir de 1989- son el jarabe de maíz, los alimentos procesados, la radiación EMF, el clorpirifos, los ultrasonidos, los pesticidas neonicotinoides y el PFOA”.

Hoy día nadie duda de la toxicidad del ácido perfluorooctaniocio o PFOA, un químico utilizado por Teflón, la marca de sartenes antiahdherentes más famosa del mundo. El PFOA actúa en el cuerpo como disruptor endocrino imitando el efecto de las hormonas, por lo que se le asocia con diferentes tipos de cáncer, problemas de tiroides y esterilidad tanto en animales como en seres humanos, hasta el punto que la Comisión Europea en su Reglamento 2017/1000 modifica el registro, la evaluación, la autorización y la restricción de dicha sustancia, que seguramente por presiones de la multinacional DuPont, estas restricciones no entraron en vigor hasta 2020.

“Tras el colapso del bicho soviético, el terrorismo islámico y la bioseguridad suplantaron al comunismo como la justificación para una continua presencia militar y corporativa de EE.UU. en todo el mundo en desarrollo. El anhelo adquisitivo de la industria farmacéutica por los recursos naturales de África y sus poblaciones, que están repletas y obedientes, con su elevada carga de enfermedades, ayudó a impulsar el aumento de la bioseguridad como punta de lanza del imperialismo corporativo. Bill Gates y el Dr. Fauci ofrecieron la bioseguridad como fundamento de su proyecto de neocolonialismo médico”.

“El racismo es una característica permanente del autoritarismo médico y de la experimentación humana… El Dr. Fauci hizo que el NIAID y sus socios de las empresas farmacéuticas trasladaran sus estudios al extranjero, “para que no se vieran afectados sus estudios más controvertidos y arriesgados “porque pueden hacer cosas que nunca podrían hacer en Estados Unidos”… África es una colonia farmacéutica desde hace más de un siglo. Es el lugar elegido por las empresas que buscan de los gobiernos, poblaciones complacientes, los costes más bajos de inscripción por paciente y una supervisión laxa por parte de los medios de comunicación y los organismos reguladores. Los voluntarios impotentes, a menudo analfabetos y, en caso de necesidad, casi desechables, permiten a los IP de la industria farmacéutica ocultar incluso los efectos secundarios y los errores catastróficos.

Al principio de esta reseña hacía alusión a la censura del libro y la manipulación informativa sobre el mismo. A este respecto recuerda el autor que “Google tiene asociaciones lucrativas con todos los grandes fabricantes de vacunas, incluida una asociación de 715 millones de dólares con GlaxoSmithKline. Verily también posee una empresa que realiza pruebas de infección por covid. Google no fue la única plataforma de medios sociales que prohibió el contenido que contradice la narrativa oficial. Facebook, Pinterest, Instagram, YouTube, MailChimp y prácticamente todas las demás plataformas de las grandes tecnologías comenzaron a borrar la información que demostraba la eficacia de la HCQ, sustituyéndola por propaganda de la industria generada por una de las agencias de salud pública controladas por el Dr. Fauci/Gates: HHS, NIH y OMS”.

En agosto de 2020 por Tim Schwab en la Columbia Journalism Review mostró cómo Gates repartió 250 millones de dólares en subvenciones a medios de comunicación como NPR, la televisión pública (PBS), The Guardian, The Independent, BBC, Al Jazeera, Propublica, The Daily Telegraph, The Atlantic, The Texas Tribune Gannett, Washington Monthly, Le Monde, The Financial Times, The National Journal, Univision Medium, y el New York Times.

Y respecto a la OMS, realiza un recorrido desde su creación “La Fundación Rockefeller aportó casi la mitad del presupuesto de la Organización de la Salud de la Sociedad de Naciones (LNHO) tras su fundación en 1922 y pobló las filas de la LNHO con sus veteranos y favoritos.. La RF impregnó a la Liga de su filosofía, estructura, valores, preceptos e ideologías, todo lo cual heredó su organismo sucesor, la OMS, en su inauguración en 1948”.

Hasta la actualidad ya que “Cuando el presidente Trump retiró a Estados Unidos de la OMS en 2020, continuó con la contribución estadounidense de 1.160 millones de dólares a la GAVI (Alianza para la vacunación, patrocinada por Bill Gates) El efecto acumulado, por tanto, de la retirada fue aumentar el poder de Gates sobre la OMS y sobre la política sanitaria mundial”.

Poder que le permitió elegir a su director. “En 2017, el poder de Gates era tan completo que nombró a dedo a su adjunto, Tedros Adhanom Ghebreyesus, como nuevo director general de la OMS a pesar de las quejas de que Tedros sería el primer director general de la OMS sin título de médico y a pesar de los dudosos antecedentes de Tedros. Los críticos acusan con credibilidad a Tedros de dirigir un grupo terrorista asociado a violaciones extremas de los derechos humanos incluyendo políticas genocidas contra un grupo tribal rival en Etiopía… La principal cualificación de Tedros para el puesto en la OMS era su lealtad a Gates. Tedros anteriormente formó parte de los consejos de administración de dos organizaciones que Gates fundó, financió y controla: GAVI y el Fondo Mundial, donde Tedros era el presidente de confianza de Gates en el consejo”.

Con suficientes pruebas documentales afirma que “la OMS, la GAVI y el Fondo Mundial funcionan efectivamente como comisarios ideológicos”. Y dentro de este comisariado está la pretensión de reducción de la población en la periferia del sistema. “En los años 1993 y 1994, la OMS lanzó campañas de vacunación para la infertilidad en Nicaragua, México, Filipinas, y Kenia en 1995. En cada país, la OMS y los gobiernos locales vacunaron a las mujeres en edad fértil, diciéndoles que el objetivo de las inmunizaciones de la OMS era eliminar el tétanos materno y neonatal. Un estudio posterior de la OMS sobre la política de control de la natalidad, Bryant et al., llega a la conclusión que la OMS habían engañado sistemáticamente a las personas ‘atendidas’ con procedimientos de esterilización sin el pleno consentimiento de las pacientes”.

Finalmente, el libro de Robert F. Kennedy despeja algunas incógnitas poco conocidas de la relación entre el entramado de las grandes farmacéuticas con el complejo militar, en la perspectiva de mantener una hegemonía mundial de carácter dictatorial.

“En 1974, la USAID y la OMS colaboraron en la creación de un ‘Informe Kissinger’ de alto secreto -cuyo mecenas era Nelson Rockefeller redactó el Libro Blanco clasificado, que se convirtió en política oficial de EE.UU. bajo el presidente Gerald Ford en 1975. Ese informe, conocido como el ‘Memorando de Estudio de Seguridad Nacional de EE.UU. 200’, esbozaba los incentivos geopolíticos para reducir el crecimiento de la población en los ‘países menos desarrollados’ a casi cero mediante la ‘reducción de la fertilidad’ para salvaguardar los intereses económicos de los Estados Unidos y otras naciones industrializadas en los recursos minerales importados”.

“Estados Unidos comenzó su primera investigación ofensiva a gran escala sobre armas biológicas durante la Segunda Guerra Mundial en la primavera de 1943 por orden del presidente Franklin Roosevelt, como una colaboración entre el ejército estadounidense y sus socios de la industria farmacéutica. El titán farmacéutico George W. Merck dirigió el programa de armas biológicas ofensivas del Pentágono mientras dirigía su gigante de fabricación de medicamentos… En 1969, el programa de armas biológicas de Estados Unidos había desarrollado armas de “equivalencia nuclear” según David Franz, quien, durante veintitrés años, fue comandante del Instituto de Investigación Médica de Enfermedades Infecciosas del Ejército de Estados Unidos (USAMRIID). La principal limitación, reconoció Franz, era la dificultad de gestionar las armas biológicas para evitar su escape accidental. Irónicamente, Franz desempeñaría más tarde un papel clave en los programas de ganancia de función del Pentágono/Fauci que condujeron a la pandemia de covid-19”.

En este entramado caben situar los “simulacros de pandemias” realizados desde el año 2000 con diversos nombres, entre ellos: Topoff 2000-2007, El Invierno oscuro, La Tormenta Atlántica, El Mercurio Global, Mars 2017, Spars 2017, Clade X 2018, Contagio Carmesí 2019, Event 201 2019. “Una docena de Juegos Germinales organizados por parte de los planificadores militares, médicos y de inteligencia que condujeron a covid-19. Cada uno de estos ejercicios kafkianos se convirtieron en misteriosas predicciones de una era distópica que los planificadores de la pandemia apodaron la “Nueva Normalidad”. El rasgo consistente es la afinidad entre sus diseñadores de simulacros para militarizar la medicina e introducir un gobierno autocrático centralizado”.

Todos ellos con la participación de diversos países “desarrollados”, departamentos de defensa, servicios de inteligencia y personal universitario y médico. “La simulación del Evento 201 anticipaba la manipulación y el control de la opinión pública y silenciar cualquier coloquio sobre los patógenos potenciados artificialmente… La suposición fundamental de todos los participantes fue que la censura y la propaganda son ejercicios legítimos del poder federal. Los participantes discutieron los mecanismos para ‘desinformación’, ‘inundando’ los medios de comunicación con propaganda y la imposición de sanciones y el descrédito de la disidencia… Ahora, la definición de terror es tan amplia”, dice el ex funcionario de la CIA Kevin Shipp, “que cualquier mención a las vacunas covid entra en su ámbito”.

“El director de UNICEF, Anthony Lake, fue asesor de seguridad nacional del presidente Bill Clinton y su candidato a director de la CIA, hasta que las acusaciones de corrupción desbarataron su nombramiento. En enero de 2020, UNICEF aplaudió la aprobación por parte de la legislatura de las Maldivas de un proyecto de ley que convierte en delito el hecho de que los padres rechacen cualquier vacuna recomendada por el gobierno para sus hijos. El entusiasmo desenfadado de UNICEF deja claro que la organización considera la innovación de Maldivas como un programa piloto para la humanidad”.

Y unas preguntas realizadas por Vera Sharav, superviviente del Holocausto y defensora de la ética médica que define el covid-19 como un proyecto militar. “Esto debería ser una operación médica y no militar”. Es un problema de salud pública. ¿Por qué el ejército y la CIA están tan involucrados? ¿Por qué es todo un secreto? ¿Por qué no podemos conocer los ingredientes de estos productos, que los contribuyentes han financiado? ¿Por qué no podemos ver los contratos con los fabricantes de vacunas? ¿Por qué estamos imponiendo un tratamiento con una tecnología experimental con pruebas mínimas?

Robert F. Kennedy termina su libro diciendo: “Fundé Children’s Health Defense (CHD) mucho antes del covid-19. Nuestro objetivo era poner fin a la epidemia de enfermedades infantiles derivadas de exposiciones tóxicas de todo tipo, incluidas algunas vacunas. CHD busca educar al público y responsabilizar a los malos actores para ayudar a asegurar un futuro saludable para nuestros niños. En el momento en que este libro entra en imprenta, la campaña para forzar la introducción de vacunas covid inseguras en los cuerpos de los niños está alcanzando su punto álgido. Si nuestros hijos van a disfrutar de las bendiciones de la libertad y la salud, debemos acabar con esta pesadilla del covid-19 ya no podemos ‘confiar en los expertos’ ni seguir su versión deformada de la ciencia. Eso es lo que nos ha traído hasta aquí”.

“El problema es la corrupción endémica en el complejo médico-industrial, actualmente apoyado en todo momento por las empresas de medios de comunicación. El golpe de estado de este cártel ya ha desviado miles de millones de los contribuyentes, ya ha aspirado billones de la clase media mundial, y ha creado la excusa para la propaganda masiva, censura y control masivos en todo el mundo. Junto con sus reguladores capturados, este cártel ha iniciado la guerra global contra la libertad y la democracia”.

En síntesis, recomiendo la atenta lectura de este libro.

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Aitor
Aitor
2 años

Yo ese libro me lo descargué de amazon hace un par de semanas. Excelente libro y espero sólo el primero de muchos trabajos de investigación que destapen las verguenzas de esta mafia criminal formada por farmaceuticas, grupos de inversion, complejo militar y tecnológicas.
Un detalle curioso es que algunos de los protagonistas del mismo, como Rockefeller y su Fundación,, también fueron en su momento, hace justo un siglo, impulsores de otro intento de imponer una dictadura sanitaria mundial, esta vez no a base de vacunazos, sino de eugenesia, considerada entonces un medio muy progresista y científico de mejorar la salud de la gente, impidiendo que los miembros ‘defectuosos’o débiles pudieran procrear, y con ello debilitar más la especie. Y aunque hoy se ha olvidado, los grupos proeugenesia, apoyados por la gran oligarquia, financiera-mediática-médica del momento influyó poderosamente en la política dela epoca, de manera que en muchos paises, sobre todo anglo-germánicos, fueron la base de muchas leyes, que cristalizaron en obligar a millones de personas abortar o esterilizarse a la fuerza en pro de la salud global. En Canada estuvieron vigentes hasta los años 70, en Suecia hasta los 60, y en EE.UU. fueron la base para una catarata de leyes racistas y discriminatorias. Los fanaticos vacuneros son sus legítimos descendientes.

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