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OPINION

“Los jóvenes airados” – Teresita Ávila

  • Escrito por Teresita Ávila, colaboradora habitual de #EuskalNews
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“Los jóvenes airados” – Teresita Ávila

10 de noviembre de 2022

[…] He aprendido a ser una pieza más

Un eslabón en la oscuridad

Hay una forma de parar el tiempo

Desordenando la evolución

Y en la prehistoria encontrar

Esos ojos que no puedo olvidar

No me da miedo lo que tú me digas

Ni esas historias del más allá

Sólo me asusta escuchar

Los relojes en la oscuridad, no

No cambiaría jamás, no

Del universo informal

Donde crecen las semillas de lo absurdo y lo genial

Donde el hierro se retuerce y se transforma en lo esencial […]

(Nacha Pop – Relojes En La Oscuridad)

Recordando otra canción muy diferente que algunos hicimos nuestra recién salidos de la niñez, libertad sin ira, he escogido, sin embargo, un título que apunta directamente hacia el núcleo del objetivo -las víctimas y los verdugos-, el necesario brazo armado que todo movimiento bien engrasado debe tener. El conocido grupo de escritores inconformes hizo diana en las inconsistencias de un sistema opresor, insalvable. Regenerar lo podrido es un acto de justicia. Simpatizamos al instante con las causas perdidas de antemano, el tour de force deja una huella no del todo estéril. Y ahora, setenta años después, estamos en un revival con su mucha tergiversación e impostura descarada. La única variación estriba en las intenciones, la perversa finalidad que esta vez no tiene pinta de juego, de estética, de platos arrojados al suelo con estrépito. Esta vez los platos rotos somos nosotros, continente y contenido. Una civilización -lo fue en algún momento, brillante- que dará paso a otra cosa. Ahí está el dichoso Build Back Better. Una reconstrucción, un avance. ¿Hacia qué?…

Dudo de las bondades proclamadas desde los altares de la propaganda. Desconfío de las intervenciones espontáneas -con fotógrafos incluidos para no perder detalle- que, recientemente han sucedido en tres museos, con pocos días de diferencia. Así titulaba El País la primera de ellas: Dos ecologistas arrojan sopa de tomate al cuadro ‘Los girasoles’ de Van Gogh en la National Gallery de Londres. La segunda, Activistas climáticos lanzan puré de patata a un cuadro de Monet en Alemania. Y la tercera agresión la ha sufrido La joven de la perla de Johannes Vermeer en el museo Mauritshuis de La Haya: Nuevo ataque de activistas contra una obra de arte: echan tomate junto al famoso cuadro ‘La joven de la perla’. Son varios los medios que recogen los hechos. Muchos otros han analizado la casualidad. Tras ellas, la firma de sendas organizaciones pro-clima: Just Stop Oil (en Londres y en La Haya) y Última Generación (en Postdam, Alemania). Nombres sonoros que huelen a épica, a compromiso, a embadurnarse las manos con pegamento y retratarse para la posteridad junto a las obras de los venerados maestros del arte. Qué curiosa la elección de Vincent Van Gogh, tan desdichado en lo económico, cuyo infortunio bien hubiera podido suscitar las simpatías de los malhechores y salvarlo. Y me hallo escribiendo estas líneas cuando otra acción más se suma a las anteriores, cometida por un grupo similar llamado Futuro Vegetal, en el Museo del Prado: Atentan en el Prado contra ‘Las Majas’ de Goya, que no tienen cristal de protección.

Pero “¿qué hay detrás de estos grupos activistas? ¿quién los financia? ¿qué buscan atacando a las obras de arte?” -era la pregunta que formulaba elplural.com-. La respuesta, en el titular, habla de una organización sustentada por millonarios: Se trata del Fondo de Emergencia Climática, una organización estadounidense fundada en 2019 por varios multimillonarios y que desde su fundación ha financiado a 39 grupos de activistas. Entre sus máximos exponentes se encuentra Aileen Getty, nieta del magnate del petróleo J. Paul Getty, multimillonario de nacionalidad estadounidense que su principal fuente de ingresos se situó en el crudo. Y es que fue el fundador de Getty Oil, una empresa petrolífera de Estados Unidos. Raro, ¿no? El dinero sucio -nunca mejor dicho-, proveniente del tan denostado oro negro, respaldando el activismo extremo a bombo y platillo, en las sacrosantas salas consagradas al arte más excelso y civilizado…

Sí. Las apariencias engañan. En la evidencia de la falsedad consiste el juego, señores. El truco y el trato. Traspasando la obscenidad. Regodeándose en ella. Y para muestra este botón también reciente, el despido de Maitland Jones, expulsado con cajas destempladas de la Universidad de Nueva York. ¿Quién tenía la culpa de que los alumnos de la Universidad de Nueva York estuvieran reprobando química orgánica? Aquí tienen ustedes el nudo gordiano: La culpa. Ya puede ser uno intachable en su reputación -incluidos en el lote simpatías y méritos- que de nada va a servirle verse bajo el foco y ante el tribunal menos piadoso que existe en este momento, esos jóvenes airados que creen salirse con la suya. Que estigmatizan el poder (el saber, el arte, la excelencia, el bienestar) y siervos son -lacayos ciegos-, de los poderes contra los que se imaginan que arremeten. ¿Matar al padre?… Molinos en lugar de gigantes, pero sin la grandeza de nuestro Quijote. Ahí están ellos. Arietes con cabezas de carnero. Ridículos y heridos en su dignidad. Primatizados.

Ya lo anticipé en La Doxa“Si se me permite, voy a acuñar esta expresión, la “primatización” de la sociedad, para describir cómo los poderes han conseguido realzar lo instintivo sobre lo analítico, el desorden caótico de lo emocional que traspasa fácilmente desde esa sensiblería que se prodiga desde las tribunas más diversas. Al parecer, una buena parte del mundo ignora a qué intereses obedecen los pasos dados hacia atrás”. Reflexión nacida de la observación y de la lectura de un artículo citado en el mío, Cómo los niños mimados se graduaron pero nunca maduraron que contiene varios argumentos de una lógica aplastante, entre ellos destaca el siguiente: “Estas cosas no fueron accidentes o eventos aislados, aunque parecen desconectados. Los que tuvimos la desgracia de estar en los campus universitarios en la década de 2010 vimos a los niños mimados en acción. Vimos cómo sus mentes débiles y sus sentimientos heridos se abrieron camino a posiciones de autoridad, profesionalmente entre el personal y socialmente entre sus compañeros. Si no eras woke, eras atrasado o, peor aún, eras malvado y cómplice de crímenes contra la humanidad. Si no tenía sentido para nosotros entonces, lo tiene ahora. Nuestros compañeros de clase y compañeros de estudios estaban jugando un juego diferente, y no veíamos el panorama general”. Se veía venir -por mucho que lo quieran negar- esto que decimos en castellano, “de aquellos polvos, estos lodos”. Contrasentidos. Demasiada manga ancha, aliviar la carga, privar de responsabilidad, de la culpa bien entendida, ha derivado en dictadura. Los niños mimados son la neoinquisición. O por lo menos pertenecen a ella, al escalafón del funcionariado que le hace el trabajo a la cúpula que maneja la narrativa y los tiempos. Los niños -no tan niños, pero sí infantilizados- que logran ganarle el pulso al equipo contrario. Y enviar a sus miembros -por muy ilustres y relevantes que sean- al rincón de pensar. Desactivarlos. Sobre todo, acorralarlos. Que sientan el aliento en sus nucas, la incomodidad de saberse bajo sospecha.

Pensar menos está de moda. Repite más, piensa menos. Así reza la campaña de una reconocida firma de ropa gallega que ha reclutado al psicólogo Steven Pinker y la activista y filósofa Elizabeth Duval. La agencia publicitaria encargada de la campaña se llama China. El mensaje es perfecto para conmover a una generación que se siente comprometida con el medio ambiente, la sostenibilidad, y el consumo. Invitan a vestir un “uniforme atemporal y de calidad” (sic) que encuentro perfectamente coherente -dada la predilección por el uso del cuello Mao, recurrente en las colecciones de dicha marca-. Y repite más -no solo en el plano de la vestimenta- sino en el de las consignas, ese masaje de las emociones, ese cántico tribal que impacta sin margen de error en el sistema límbico.

¿Quién garantiza un plus de confort, de bienestar, en desprendernos de lo que nos fue dado por naturaleza, como pensantes que somos?… Si no pensamos, otros nos pensarán, decidirán por nosotros. Acotarán, pondrán barreras, techos, límites y fosos alrededor. ¿Quién no ve la perversión en leyes que promueven el divorcio entre padres e hijos, en quebrar el vínculo de confianza y protección naturales? Hablo, claro está, de la disforia de género, de la Ley Trans promovida por el Ministerio de Igualdad. Los jóvenes airados, los menores lanzados como proyectil en una honda contra sus padres. La apariencia de elegir, convertirse en avatar y despersonalizarse parece algo atractivo. Veremos qué sucederá al romperse el espejo encantado.

Y buscando, me encuentro con esta entrevista a Yuval Noah Harari, publicada hace un año en XLSemanal “Las grandes corporaciones quieren ‘hackear’ a la humanidad”, de la que se pueden extraer interesantes conclusiones:

XL. ¿Cree que existe un alto riesgo de que la tecnología nos haga miserables?

Y.N.H. Sí. Estamos viendo cómo surgen nuevas maneras de organizar el mundo a través de la tecnología de vigilancia. Los chinos están probando herramientas para algo que podría convertirse en el peor sistema que ha existido jamás en la historia. Y, además, puede ser exportado a todo el mundo, como un pack. Incluso países que no tienen la tecnología para crear un sistema de vigilancia pueden comprarla a China. Así que el peligro es global.

XL. Pero en Occidente ya se ejerce ese espionaje de nuestros datos, aunque sea para vendernos productos y servicios…

Y.N.H. Sí, es verdad, lo mismo se puede decir del capitalismo de vigilancia que vemos en Estados Unidos y que también se exporta al resto del mundo. Espero que encontremos una tercera vía porque ambos sistemas son muy dañinos no solo para la supervivencia de la democracia, sino para los valores humanos y el desarrollo mismo de las personas”.

Harari, según él mismo observa, dice «si tengo algún superpoder, es el de ver las cosas como son en realidad». Y no miente. ¿Qué tiene que ver el “capitalismo de vigilancia” con el “capitalismo de stakeholders o de partes interesadas”?… Todo. La relación de interdependencia entre ellos es absoluta. En primer lugar, hay que crear la narrativa para su aceptación en acciones y hechos concretos. Aquí lo declaran: «Así que las grandes corporaciones deberían ser los ‘fideicomisarios de la sociedad’ y la principal fuerza para resolver ‘los desafíos sociales y ambientales de hoy’». Es decir, palabra y obra. No lo que pensaremos, sino lo que será permitido pensar. Aquellos que desafíen los cánones impuestos desde arriba por las corporaciones totalitarias, si no lo saben, intuyen a qué serán abocados. Lo han vivido en carne propia Maitland Jones (cuya excelencia constituye una “afrenta” para el porcentaje de su alumnado, incapaz de lograr el aprobado por incompetente u holgazán), la escritora J. K Rowling –acusada de transfobia-, o el cardiólogo Peter McCullough (al que pretenden despojar de sus certificaciones médicas por creer que no beneficia en nada recibir una vacuna contra el COVID-19, en personas sanas).

El camino de baldosas amarillas conduce a una sociedad que amputará lo que una vez nos distinguió como «humanos». Quién sabe si H. G. Wells, en La máquina del tiempo, supo ver desde el conocimiento el destino de la humanidad -que ojalá no nos alcance- cuando describió a los Eloi como “los descendientes de los burgueses. Ricachones y hedonistas, alejados de todo trabajo manual porque sus sirvientes lo hacían todo por ellos. Con el paso del tiempo, esa inactividad, esa pasividad, les hará decaer, hasta el punto de perder toda su curiosidad y con ella la inteligencia”.[1]


[1] https://thalassacienciaficcion.net/la-maquina-del-tiempo-los-morlocks-elois/

https://webs.ucm.es/info/especulo/numero48/elowells.html

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Dr.fin
Dr.fin
1 año

Bravo…

Teresita
Teresita
1 año
Respuesta a  Dr.fin

Gracias, Fin.

John Henry Kurtz
John Henry Kurtz
1 año

La primatización de la sociedad: el triunfo de lo instintivo y emocional sobre la razón y la lógica.

Teresita
Teresita
1 año
Respuesta a  John Henry Kurtz

La debilidad mental es la moneda de cambio para el Estado protector… Qué ignorantes.
Saturno devorando a sus hijos

Jan Sea
Jan Sea
1 año

Gran artículo. Los puntos sobre las ies. Gracias Teresita.

Teresita
Teresita
1 año
Respuesta a  Jan Sea

A ti, Jan.

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